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Antonio Fernández Alba ha muerto.
Hoy, de forma sorprendente, mientras se celebraba una mesa redonda en torno a la figura del arquitecto Antonio Fernández Alba en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid organizada por su directora Susana Feito y el arquitecto Esteban Salgado, curiosamente ella sobrina del pintor Luis Feito, iniciativa que en principio iba a ser silenciosa, unida a una muestra de ocho cuadernos personales de dibujos y recuerdos que forman parte de su legado, enorme legado, que él personalmente repartió entre la Institución académica, el colegio de Arquitectos de Madrid, el Museo Pompidou en París y la Real Academia de Bellas Artes y tal vez más ilustres lugares; Hoy, como en un relato de los que tanto él disfrutaba llegaba la noticia de su muerte.
El asombro general, mezclado con la tristeza y por qué no decirlo también la alegría de la oportunidad del acto, ha permitido poner un grano de arena en un sentido recuerdo y reconocimiento que hoy será muchos.
Porque la Arquitectura Española pierde físicamente, aunque tengamos la esperanza de que podamos ver como su figura empiece a crecer aún más de lo que fue en vida, pierde a una de sus grandes figuras.
Antonio Fernández Alba creemos que tuvo una vida muy afortunada.
Profesor clave en la renovación de la Escuela de Madrid que supo seleccionar a una cantidad enorme de profesores vitales, que a sus vez seleccionaron a otros, arquitecto experto en el oficio de construir bien, capaz de proyectar al menos siete obras maestras, como los grandes autores, dedicó su vida al estudio, la enseñanza, la profesión y el dibujo, hecho este esencial que marcó y abrió los ojos a tantos de nosotros.
Arquitecto de arquitectos, elogiado y criticado, él supo ver antes, una decadencia en el pensamiento sobre la ciudad que tendremos ahora que revisar.
Escritor incansable de libros difíciles, llegó a amar tanto las palabras hasta el último día de su vida que no es extraño que fuera reconocido como académico de la lengua española, además de las artes.
Su vida transitó rodeado de intelectuales y artistas y aunque no reconocía en privado su relación con el grupo El Paso, estuvo siempre batallando por la búsqueda de la verdad a través del arte, como esencia para vivir.
Hoy es un día triste, pero también es alegre porque cuando revisamos nuestra historia reciente, la de la arquitectura española, podemos reconocer la valía de maestros que nos representan y nos hacen mejores profesionales.
Por ello, con el mensaje a sus seres queridos de condolencia queremos decir:
Antonio Fernández Alba ha muerto.
¡Viva Antonio Fernández Alba!
Juan Ignacio Mera
Director de la Escuela de Arquitectura de Toledo
El pasado 7 de Mayo falleció Antonio Fernandez Alba. El que fue mi primer profesor de Proyectos en el 2º Curso de la ETSAM, permanece en mi recuerdo.
Para reavivar su memoria, retomo algo sencillo y breve escrito por él, instando a los poderes públicos hacia una política revitalizadora del Patrimonio Arquitectónico, que consideraba amenazada y degradada por la dinámica devoradora de la planificación industrial y el desarrollo urbanístico de la época.
Anunció que dicha planificación y el desarrollo consiguiente, irían ligados a la destrucción del patrimonio existente de manera mayor que la destrucción llevada a cabo por las desamortizaciones demagógicas, los intereses privados y públicos, dispuestos a no respetar la memoria histórica , justificando con pequeños gestos de mejora puntual y reacondicionamiento ambiental, los crecimientos indiscriminados de la ciudad.
En opinión de Antonio Fernández Alba, durante el periodo 1933-1983, el suelo de los núcleos de históricos de la mayor parte de las ciudades españolas, fue presa codiciada del mercado inmobiliario, sometido a la presión ideológica de sus agentes principales: presión ideológica según la cual, la historia debería entenderse como acumulación simbólico-formal de la realidad y la modernidad, como una apropiación de dicha realidad.
Esta ideología ha permitido que los “hacedores” de la ciudad contemporánea, se transformaran en sus destructores más refinados.
A pesar de las advertencias de los historiadores y conocedores de la ciudad, acerca de la necesidad y conveniencia de consolidar el patrimonio construido y armonizar sus encuentros con los nuevos desarrollos, la mentalidad capitalista y el poder político, siempre han sido solidarios en el rechazo de la “memoria histórica”, contraria a sus intereses.
Ya entonces, cuando el capital no podía transformar el espacio histórico, lo integraba absorbiendo este espacio como un verdadero “Supermarket simbólico”.
Según Antonio Fernandez Alba, la tesis fundamental para la construcción de la ciudad capitalista ha tenido dos finalidades concretas:
- Los factores básicos ( Suelo y Capital ) deben servir para potenciar sus beneficios, desde una ética estrictamente mercantil.
- La Planificación, ha de servir a la articulación de una estrategia de reproducción de plus-valias.
La tipología resultante, de lo que él calificó de “urbo-capitalismo”, dejó patente que su intervención mediadora para formalizar el espacio de la nueva ciudad, era producto del valor del suelo y la optimización de su consumo; lo cual significaba tanto como evidenciar que el espacio así desarrollado, jamás se podría configurar como “lugar”.
La Arquitectura por tanto, quedó excluida de la ciudad y el arquitecto, sin un papel determinante en dicho proceso.
1933-1983, cincuenta años de esfuerzos aislados buscando acciones culturales e instrumentos de intervención “singular”, que paliaran los efectos de la destrucción del valioso patrimonio heredado.
Truncada nuestra historia y abolida la “memoria”, la ciudadanía de hoy (hombres y mujeres) necesitan la recuperación del “lugar”.
Conociendo la carga profunda del pensamiento de Antonio Fernandez Alba sería oportuna la convocatoria de una reunión abierta, en la que aquellos compañeros que conozcan mejor que yo el pensamiento de Antonio y el concepto de ¨lugar”, al que él hacía referencia, en el “Retorno a la ciudad herida”, desarrollaran y ampliaran su contenido.
Javier González Moreno_ cn 3578
Cuando yo estaba estudiando Arquitectura a comienzos de los años 1960s, admiraba la obra y personalidad de Antonio Fernández Alba. Después de terminar el curso de Proyectos I, con Javier Carvajal -gran arquitecto y profesor-, solicité a Fernández Alba el poder trabajar por las tardes como aprendiz y asistente en los proyectos que estuviese elaborando entonces.
Antonio me citó en su estudio, situado en el ático del sobrio edificio de la calle de Hilarión Eslava que él mismo había proyectado, y donde también él vivía en una de las viviendas. Así conocí su estudio, con el característico techo inclinado en bóveda vaída, y luz y ventilación a dos orientaciones, que le daban su carácter de" atelier" de artista.
Yo aprendí mucho de mi estancia en ese estudio durante los dos años siguientes de las observaciones, comentarios y críticas de Antonio y sus colaboradores.
En algunos proyectos, Antonio planteaba el caso a proyectar con evidente carácter didáctico, como un ejercicio a resolver, pidiendo soluciones a sus colaboradores. Si no recuerdo mal, tal fue el caso de la Librería del Fondo de Cultura Económica, que se instaló en un local comercial en el comienzo de la calle Príncipe de Vergara. Antonio planteó a algunos colaboradores el resolver la planta y distribución del local de acuerdo con las necesidades de la Editorial, y a sugerir una fachada para el local que incluyese el " logo" de la Editorial.
En el orden práctico, yo me acostumbré a dibujar a lápiz con esmero los planos, perspectivas y detalles constructivos de los proyectos que se producían en el estudio, siempre que las exigencias de los clientes no impusieran su ejecución a tinta.
En esta época, Antonio estaba colaborando con José Luis Fernández del Amo, conocido arquitecto entonces por sus proyectos y realizaciones de arquitectura popular en diversas provincias de España, entre las que destacaban los poblados de nuevo trazado y construcción en Extremadura, dentro del denominado "Plan Badajoz".
Hicimos algún viaje juntos para ver y fotografiar la arquitectura popular de los pueblos de Gredos. En otro viaje, estuvimos en el pueblo manchego de La Guardia para visitar y hacer planos de las "viviendas-cuevas" que habría en una zona ubicadas en alguna barriada exterior construidas excavando los terrenos que había bajo los estratos de piedra caliza superiores que hacían de techumbre. Algunas de estas fotos y planos fueron recogidas en un artículo de la Revista "Arquitectura" que dirigía Carlos de Miguel creo que en un número monográfico dedicado a la Arquitectura Popular en España.
En los últimos años de mis estudios en la ETSAM, yo me especialicé en Urbanismo, logrando una beca Fullbright para estudiar un Master de Urbanismo en la Universidad de Pennsylvania. Mantuve algún contacto con Antonio, suministrándole información sobre los Programas de Estudios en Arquitectura y Urbanismo en mi Universidad, dado el interés que Antonio tenía en la Enseñanza de la Arquitectura.
A mi vuelta a España, yo trabajé en la Administración Pública -Dirección General de Urbanismo, Comisión del Área Metropolitana de Madrid- y después como consultor privado en estudios y planes de urbanismo.
Coincidí con Antonio en la ETSAM, él dando sus cursos y yo de ayudante de cátedra de Emilio Larrodera en Prácticas de Urbanismo y posteriormente dando Cursos de Doctorado sobre Urbanismo en la Escuela.
En la época turbulenta de la Transición Política, estuvimos en el mismo lado frente a Víctor D'Ors, entonces Director de la Escuela...
Yo dejé de dar clases en la Escuela después, cansado por la excesiva politización en la Escuela y la Universidad en aquella época. Me faltó el tesón y la fuerza de voluntad que otros tuvieron, como Antonio Fernández Alba, luchador infatigable por la Enseñanza de la Arquitectura durante toda su vida.
Antonio, que la tierra te sea leve.
Nicolás Urgoiti Soriano
Antonio Fernández Alba. In memoriam
07/05/2024
La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid lamenta el fallecimiento de uno de sus colegiados más ilustres, Antonio Fernández Alba, colegiado número 1.208, y se suma a los merecidos reconocimientos a su figura y su obra que están apareciendo en distintos medios.
Antonio Fernández Alba (Salamanca, 1927 – Madrid, 2024), académico de la Real Academia Española y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el primer arquitecto miembro de la primera institución y el único con esta doble condición, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, Premio Nacional de Arquitectura y Nacional de Restauración, Medalla de Oro del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, y un largo etcétera, es, sin duda, una de las figuras clave para comprender la arquitectura de la segunda mitad del siglo XX. No lo es sólo por sus aportaciones en el campo de la arquitectura y el urbanismo, algunos de sus proyectos se conservan y se exponen en el Centro Pompidou de París, sino también por su contribución a la evolución del pensamiento arquitectónico, a través de la docencia, la investigación y la crítica. Con Fernandez Alba desaparece el arquitecto que mejor ejemplificaba el posicionamiento vanguardista frente a la apatía creativa española desde los años cincuenta, gracias a su compromiso moral, ético y social, entregado, con su talento y su obra, al mejor bienestar de las personas.
El COAM y la Fundación Arquitectura COAM quedan en deuda eterna con el maestro Antonio Fernández Alba, asumiendo la responsabilidad, como receptores de su archivo profesional en 2004, de divulgar su figura y su obra lo más ampliamente posible, y así darle continuidad.
Descanse en paz.
Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid | Fundación Arquitectura COAM.
Antonio Fernández Alba. In memoriam
Antonio Fernández Alba ha muerto.
Hoy, de forma sorprendente, mientras se celebraba una mesa redonda en torno a la figura del arquitecto Antonio Fernández Alba en la Biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid organizada por su directora Susana Feito y el arquitecto Esteban Salgado, curiosamente ella sobrina del pintor Luis Feito, iniciativa que en principio iba a ser silenciosa, unida a una muestra de ocho cuadernos personales de dibujos y recuerdos que forman parte de su legado, enorme legado, que él personalmente repartió entre la Institución académica, el colegio de Arquitectos de Madrid, el Museo Pompidou en París y la Real Academia de Bellas Artes y tal vez más ilustres lugares; Hoy, como en un relato de los que tanto él disfrutaba llegaba la noticia de su muerte.
El asombro general, mezclado con la tristeza y por qué no decirlo también la alegría de la oportunidad del acto, ha permitido poner un grano de arena en un sentido recuerdo y reconocimiento que hoy será muchos.
Porque la Arquitectura Española pierde físicamente, aunque tengamos la esperanza de que podamos ver como su figura empiece a crecer aún más de lo que fue en vida, pierde a una de sus grandes figuras.
Antonio Fernández Alba creemos que tuvo una vida muy afortunada.
Profesor clave en la renovación de la Escuela de Madrid que supo seleccionar a una cantidad enorme de profesores vitales, que a sus vez seleccionaron a otros, arquitecto experto en el oficio de construir bien, capaz de proyectar al menos siete obras maestras, como los grandes autores, dedicó su vida al estudio, la enseñanza, la profesión y el dibujo, hecho este esencial que marcó y abrió los ojos a tantos de nosotros.
Arquitecto de arquitectos, elogiado y criticado, él supo ver antes, una decadencia en el pensamiento sobre la ciudad que tendremos ahora que revisar.
Escritor incansable de libros difíciles, llegó a amar tanto las palabras hasta el último día de su vida que no es extraño que fuera reconocido como académico de la lengua española, además de las artes.
Su vida transitó rodeado de intelectuales y artistas y aunque no reconocía en privado su relación con el grupo El Paso, estuvo siempre batallando por la búsqueda de la verdad a través del arte, como esencia para vivir.
Hoy es un día triste, pero también es alegre porque cuando revisamos nuestra historia reciente, la de la arquitectura española, podemos reconocer la valía de maestros que nos representan y nos hacen mejores profesionales.
Por ello, con el mensaje a sus seres queridos de condolencia queremos decir:
Antonio Fernández Alba ha muerto.
¡Viva Antonio Fernández Alba!
Juan Ignacio Mera
Director de la Escuela de Arquitectura de Toledo
Antonio Fernández Alba (Legado)
El pasado 7 de Mayo falleció Antonio Fernandez Alba. El que fue mi primer profesor de Proyectos en el 2º Curso de la ETSAM, permanece en mi recuerdo.
Para reavivar su memoria, retomo algo sencillo y breve escrito por él, instando a los poderes públicos hacia una política revitalizadora del Patrimonio Arquitectónico, que consideraba amenazada y degradada por la dinámica devoradora de la planificación industrial y el desarrollo urbanístico de la época.
Anunció que dicha planificación y el desarrollo consiguiente, irían ligados a la destrucción del patrimonio existente de manera mayor que la destrucción llevada a cabo por las desamortizaciones demagógicas, los intereses privados y públicos, dispuestos a no respetar la memoria histórica , justificando con pequeños gestos de mejora puntual y reacondicionamiento ambiental, los crecimientos indiscriminados de la ciudad.
En opinión de Antonio Fernández Alba, durante el periodo 1933-1983, el suelo de los núcleos de históricos de la mayor parte de las ciudades españolas, fue presa codiciada del mercado inmobiliario, sometido a la presión ideológica de sus agentes principales: presión ideológica según la cual, la historia debería entenderse como acumulación simbólico-formal de la realidad y la modernidad, como una apropiación de dicha realidad.
Esta ideología ha permitido que los “hacedores” de la ciudad contemporánea, se transformaran en sus destructores más refinados.
A pesar de las advertencias de los historiadores y conocedores de la ciudad, acerca de la necesidad y conveniencia de consolidar el patrimonio construido y armonizar sus encuentros con los nuevos desarrollos, la mentalidad capitalista y el poder político, siempre han sido solidarios en el rechazo de la “memoria histórica”, contraria a sus intereses.
Ya entonces, cuando el capital no podía transformar el espacio histórico, lo integraba absorbiendo este espacio como un verdadero “Supermarket simbólico”.
Según Antonio Fernandez Alba, la tesis fundamental para la construcción de la ciudad capitalista ha tenido dos finalidades concretas:
- Los factores básicos ( Suelo y Capital ) deben servir para potenciar sus beneficios, desde una ética estrictamente mercantil.
- La Planificación, ha de servir a la articulación de una estrategia de reproducción de plus-valias.
La tipología resultante, de lo que él calificó de “urbo-capitalismo”, dejó patente que su intervención mediadora para formalizar el espacio de la nueva ciudad, era producto del valor del suelo y la optimización de su consumo; lo cual significaba tanto como evidenciar que el espacio así desarrollado, jamás se podría configurar como “lugar”.
La Arquitectura por tanto, quedó excluida de la ciudad y el arquitecto, sin un papel determinante en dicho proceso.
1933-1983, cincuenta años de esfuerzos aislados buscando acciones culturales e instrumentos de intervención “singular”, que paliaran los efectos de la destrucción del valioso patrimonio heredado.
Truncada nuestra historia y abolida la “memoria”, la ciudadanía de hoy (hombres y mujeres) necesitan la recuperación del “lugar”.
Conociendo la carga profunda del pensamiento de Antonio Fernandez Alba sería oportuna la convocatoria de una reunión abierta, en la que aquellos compañeros que conozcan mejor que yo el pensamiento de Antonio y el concepto de ¨lugar”, al que él hacía referencia, en el “Retorno a la ciudad herida”, desarrollaran y ampliaran su contenido.
Javier González Moreno_ cn 3578
In memoriam. Antonio Fernández Alba
Cuando yo estaba estudiando Arquitectura a comienzos de los años 1960s, admiraba la obra y personalidad de Antonio Fernández Alba. Después de terminar el curso de Proyectos I, con Javier Carvajal -gran arquitecto y profesor-, solicité a Fernández Alba el poder trabajar por las tardes como aprendiz y asistente en los proyectos que estuviese elaborando entonces.
Antonio me citó en su estudio, situado en el ático del sobrio edificio de la calle de Hilarión Eslava que él mismo había proyectado, y donde también él vivía en una de las viviendas. Así conocí su estudio, con el característico techo inclinado en bóveda vaída, y luz y ventilación a dos orientaciones, que le daban su carácter de" atelier" de artista.
Yo aprendí mucho de mi estancia en ese estudio durante los dos años siguientes de las observaciones, comentarios y críticas de Antonio y sus colaboradores.
En algunos proyectos, Antonio planteaba el caso a proyectar con evidente carácter didáctico, como un ejercicio a resolver, pidiendo soluciones a sus colaboradores. Si no recuerdo mal, tal fue el caso de la Librería del Fondo de Cultura Económica, que se instaló en un local comercial en el comienzo de la calle Príncipe de Vergara. Antonio planteó a algunos colaboradores el resolver la planta y distribución del local de acuerdo con las necesidades de la Editorial, y a sugerir una fachada para el local que incluyese el " logo" de la Editorial.
En el orden práctico, yo me acostumbré a dibujar a lápiz con esmero los planos, perspectivas y detalles constructivos de los proyectos que se producían en el estudio, siempre que las exigencias de los clientes no impusieran su ejecución a tinta.
En esta época, Antonio estaba colaborando con José Luis Fernández del Amo, conocido arquitecto entonces por sus proyectos y realizaciones de arquitectura popular en diversas provincias de España, entre las que destacaban los poblados de nuevo trazado y construcción en Extremadura, dentro del denominado "Plan Badajoz".
Hicimos algún viaje juntos para ver y fotografiar la arquitectura popular de los pueblos de Gredos. En otro viaje, estuvimos en el pueblo manchego de La Guardia para visitar y hacer planos de las "viviendas-cuevas" que habría en una zona ubicadas en alguna barriada exterior construidas excavando los terrenos que había bajo los estratos de piedra caliza superiores que hacían de techumbre. Algunas de estas fotos y planos fueron recogidas en un artículo de la Revista "Arquitectura" que dirigía Carlos de Miguel creo que en un número monográfico dedicado a la Arquitectura Popular en España.
En los últimos años de mis estudios en la ETSAM, yo me especialicé en Urbanismo, logrando una beca Fullbright para estudiar un Master de Urbanismo en la Universidad de Pennsylvania. Mantuve algún contacto con Antonio, suministrándole información sobre los Programas de Estudios en Arquitectura y Urbanismo en mi Universidad, dado el interés que Antonio tenía en la Enseñanza de la Arquitectura.
A mi vuelta a España, yo trabajé en la Administración Pública -Dirección General de Urbanismo, Comisión del Área Metropolitana de Madrid- y después como consultor privado en estudios y planes de urbanismo.
Coincidí con Antonio en la ETSAM, él dando sus cursos y yo de ayudante de cátedra de Emilio Larrodera en Prácticas de Urbanismo y posteriormente dando Cursos de Doctorado sobre Urbanismo en la Escuela.
En la época turbulenta de la Transición Política, estuvimos en el mismo lado frente a Víctor D'Ors, entonces Director de la Escuela...
Yo dejé de dar clases en la Escuela después, cansado por la excesiva politización en la Escuela y la Universidad en aquella época. Me faltó el tesón y la fuerza de voluntad que otros tuvieron, como Antonio Fernández Alba, luchador infatigable por la Enseñanza de la Arquitectura durante toda su vida.
Antonio, que la tierra te sea leve.
Nicolás Urgoiti Soriano
